jueves, 16 de abril de 2009

Don Nadie Conoce a Miss Lujuria


Y llegó otro día de Don Nadie y él seguia pensando y mendigando por las calles, mirando pasar a la gente y la gente mirandolo andar a él por donde quería. En eso se encuentra con Don Todo, el cuál le invita a su casa a comer, Don Nadie dijo que sí, pero siempre y cuando la comida fuera un caldo o algo que aliviara esa resaca o "cruda" que el mismo Don Todo le había hecho sentir (al juicio de Don Nadie, él nunca tiene la culpa de beber tanto, siempre la tienen quienes le invitan).

Don Todo le dice que no se preocupe, que esta vez no lo llevará a una cantina si no que lo llevará a un lugar con el cuál Don Nadie jamás había soñado: La Mansión de Don Todo. Entonces Don Nadie le dice que si pueden pasar antes por su casa para ponerse unas garras mejores, a lo cual el otro accede.

Llegan a un baldío y Don Nadie solamente recoje una gorra que estaba tirada y deja la ya muy vieja que tenía. Se cambia una camiseta negra por una blanquicafe y le dice a Don Todo que no se cambia de zapatos y pantalones para no quitarle más tiempo y se van.

Llegando a casa de Don Todo este le dice: "Verás lo que hoy conocerás, te quedarás impactado". Entonces pasan y presentan a Don Nadie con la familia de Don Todo. Presenta a Doña Todo, Pequeño Rufían y a Miss Lujuria. Estos últimos hijos de Don Todo.

En efecto como dijo Don Todo, Don Nadie quedó como idiotizado al ver a Miss Lujuria, la cual al darse cuenta de lo que había ocasionado en Don Nadie sonrió y solamente se dignó a dar media vuelta e irse a el comedor que esta familia tenía dentro de la casa. Contoneandose de un lado a otro, una bella mujer 22 años, piel blanca y perfumada, cabello largo y negro, ojos grandes negros y brillantes, una boca carnosa y un cuerpo que para que les cuento por que ya se me está parando el fierro, pues Don Nadie se quedó estupefacto en conocer a Miss Lujuria y es que Don Nadie nunca se había interesado en ninguna mujer por que pensaba y decía que ellas eran el mal de males de todos los tiempos.

Comieron y el intentó hablar con ella, pero ella lo ignoraba sabiendo que él no tenía nada ni le interesaba tenerlo. Don Nadie se fue y anduvo vagando, pero ahora de vez en vez se le veía pasar por la casa de Don Todo, no para buscarlo a él, ahora estaba tras los pasos de Miss Lujuria, pues pensaba que con un poco de suerte esa mujer podría ser suya, podría ella fijarse en él, podría él hacer lo que nunca ha intentado por ella.

Ella lo miraba deambular por su casa y sabía exactamente que era lo que buscaba y no sabía realmente que pasaría el día que se encontraran los dos solos. Pequeño Rufian por otro lado también se había dado cuenta de esto y siempre pensaba como podría hacer para que esos dos se encontraran y ella se largara con él...

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